Sólo dos carreras han hecho falta para que las ilusiones sobre Marc Márquez pasaran de deseos de los aficionados a convertirse en una realidad indiscutible. Cierto que la ausencia de Stoner es una lástima para el aficionado, pero la llegada al circo de Marc hace que nadie añore al canguro. Verle limpiar el asfalto con los codos, su cuerpo colgado de la moto como si estuviera al borde de un precipicio al que nunca cae, es el verso más hermoso que puede regalar este deporte.
El circuito de Austin no está pensado para el campeonato de motoclismo, sino para la fórmula 1, y los pilotos pisaban en su mayoría el asfalto por primera vez. Eso puede explicarnos el por qué de las diferentes trazadas que hubo en pista. En algunos momentos la carrera pareció algo inconexa en ese aspecto y lo que en cualquier circuito sería una salida de la trazada, en Austin sólo era una parte más del rompecabezas.
Austin es territorio Honda, la potencia de su motor se impone sobre la suavidad de la Yamaha en los virajes, de manera que Lorenzo sabía que su objetivo era sobrevivir. Pedrosa tenía la oportunidad de dar un golpe encima de la mesa y convencer a Honda de que puede llevar las riendas del proyecto. Márquez a seguir aprendiendo y Rossi a sufrir. Como dejó claro desde que pisó terreno americano el circuito de Austin no le gusta nada.
No es de recibo que sólo los cuatro favoritos al título hayan tenido la posibilidad en pretemporada de haber practicado en el circuito. Que alguien tenga la mejor moto es lógico. Que los que tienen las mejores máquinas sean los que más privilegios tienen de cara a circuitos nuevos en el mundial resulta absurdo. Márquez, que sabía que este era el circuito en el que su condición de novato menos iba a pesar, llegó el primero y planificó el fin de semana a partir de esa certeza.
Lo de Marc Márquez está a medio camino entre la locura y la lógica. Su manera de pilotar, el deseo de encontrar un sucesor que eleve este deporte a la categoría de espectáculo como hizo en su día Valentino, su paso por curva besando el asfalto con codos y rodillas...todo contribuye a que este chico se convierta en una leyenda si nada extraño sucede. Lo único que Marc puede perder este año son oportunidades de aprendizaje a través de una lesión o con carreras fáciles en las que no tenga batallas cuerpo a cuerpo. Por ahora ha tenido dos. Una, con Valentino en Losail, en la que aprendió. Otra, con Pedrosa, la más desigualada, pero en la que demostró paciencia a la hora de gestionar el timing en su estrategia.
Para empezar hay que decir en su favor que Marc optó por neumático duro trasero, mientras que Pedrosa usó medio. ¿Qué significa esto? Que Marc pensaba en el final de la carrera y Dani en escaparse desde el principio. De ahí que debamos entender la primera mitad de carrera a partir de este dato. Pedrosa se sintió derrotado desde el momento en que no consiguió separarse de Márquez más allá del segundo y medio. Sólo era cuestión de tiempo. Cuando el neumático trasero de Dani empezó a flaquear, Márquez sólo tuvo que seguir con su propio ritmo para ganar fácil. Lo sorprendente de la victoria no es su precocidad, sino la madurez que ha seguido durante todo el fin de semana. La facilidad para madurar que tenga Márquez será la que le hará terminar en un puesto u otro del cajón final.
Por detrás no hubo tantas batallas. Lorenzo se quedó en tierra de nadie y, tercero, se dedicó a gestionar la carrera esperando que delante hubiera una debacle. Jorge pudo haber tenido oportunidad ya que Pedrosa , una vez superado, cae con facilidad en sus propios abismos. Dani suele perder en los cuerpo a cuerpo, pero su mayor problema la facilidad para perderse a sí mismo. Si la carrera hubiera durado diez giros más lo más probable es que hubiera perdido el segundo puesto del cajón.
Más mérito tuvo Crutchlow superando, con la yamaha satélite, a Bradl, cuya Honda debería haberse impuesto en territorio americano. Valentino mientras tanto pareció volver a Ducati y en ningún momento demostró sentirse cómodo. Recordó más al Rossi desmotivado de hace un año. Sólo su breve enfrentamiento con Bautista tuvo algún interés. Pero ésa no es la batalla a la que él aspira.
Circuito por tanto dentro de la lógica. Honda impuso su autoridad, Márquez dejó un regalo para los libros de historia, Valentino está obligado a hacer una clasificación digna de su categoría y no depender de su genialidad en carrera y Lorenzo, como siempre, sabe lo que puede hacer. Este circuito estaba marcado en rojo para Honda y cumplieron. Jorge salvó los muebles, Valentino se descolgó. Quizá lo más destacable ayer fue el mordisco que Márquez dio a la confianza de Pedrosa. Dani sólo ha dado lo mejor de sí mismo cuando ha visto sus opciones en los mundiales perdidas.
Márquez juega con la física y sortea los precipicios. Dani vive en uno, personal, y no consigue salir por mucho que apriete el gas.